Sobre "crisis" y recortes...deseo y satisfacción (II).
Lo
dejamos aquí: «Por ello es importante, en un proyecto educativo, la educación a
la tolerancia de las frustraciones en la vida».
Ésta es la última frase del texto anterior, de Carlos Domínguez. Es
importante educar en la frustración, porque no todo se puede tener en la vida,
porque hay límites en la sociedad para que podamos funcionar en convivencia.
El
problema llega cuando, padres, preocupado por las necesidades de sus hijos, y
movido por la idea de que “bienestar es sinónimo de tener bien”, creen que hay
que satisfacer todas las “necesidades” de sus hijos. Movido, probablemente, por
un amor a sus hijos, no lo dudo. ¡Cuánta veces he escuchado: “ya que no lo he
podido tener yo, que mi hijo lo tenga!”. Parece que, si no lo tiene, va a ser
menos que sus amigos. Es la idea de “bienestar sinónimo de tener bien”, que nos
han metido en la cabeza.
Queremos
“darle todo lo que piden” no sean que pasen “necesidad”. Y dejamos de “educar
en la tolerancia a la frustración”. Y cuando nuestros jóvenes-adultos se topan
con la vida real, descubren que no está papá o mamá al lado para darme lo que
quiero, y que no todo se puede tener, y me creo inferior a mis amigos que “tienen
más y mejor”. Y vienen las depresiones, o el “todo vale” para conseguir lo que
quiero, a costa de lo que sea. Y valoramos más las personas por lo que tienen,
que por lo que son; y no son capaces de remontar en su vida, se sienten
aparcados, y dejan de luchar en la vida. Porque:
«El
empuje ilusionante del deseo es el motor permanente que nos impulsa a no
permanecer nunca quietos, se convierte en base de nuestros dinamismos más
fundamentales; el empuje permanente que nos moviliza desde lo que es a lo que
quizás pudiera ser. Sólo desde el
reconocimiento de la soledad que nos constituye como sujetos, el mundo puede
entreabrirse como un horizonte lleno de posibilidades.
El
deseo genera aspiraciones que, en cada cual, se va conformando al hilo de su
historia. La historia de cada cual tiene la última palabra. Una palabra que se
irá escribiendo a través de las gratificaciones obtenidas y de las fantasías
con ellas movilizadas. El deseo pulsional tiene un carácter esencialmente biográfico,
histórico, que lo va configurando». (Carlos Domínguez).
Y
cuando ese deseo no es satisfecho, pues me vengo abajo, y no sé qué hacer; no
me han enseñado lo que es no tenerlo todo, “la tolerancia a las frustraciones”.
Robert Ficher, en su “cuentecito”: "El caballero de la
armadura oxidada” nos dice: «Cuando aprendáis a aceptar en lugar de esperar,
tendréis menos decepciones… aprender a ser feliz por ser persona y vivir».
Algo positivo podemos sacar de estas "crisis" y "recortes", aprender que no todo en la vida se puede tener, que las personas no dejan de ser personar y de valer por tener menos, aprender que se puede ser feliz simplemente por ser persona y vivir.
Que verdad más grande. No educamos con límites y normas pensando que vamos a hacer más mal que bien y ¡cuanto nos equivocamos!. Triste realidad. Hay que saber decir NO.
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo. También es muy conocida la frase, y va en la misma línea de “¿quién sabe lo que le quedará que sufrir?. Entonces con esta idea también se les van resolviendo los problemas desde pequeños, intervienen en conflictos de niños pequeños que a esa edad podrían adquirir recursos de esa edad para resolverlos, y cuando van siendo más mayorcitos adquieren otros recursos para solucionar los temas que les surgen, así sucesivamente hasta que llegan a mayores con sus tácticas en resolución de problemas. Pero los padres hacen un flaco favor porque sus hijos/as se van a encontrar con problemas en la vida diaria pero no saben cómo resolverlos, les falta haberse entrenado y ensayado con sus amigos/as. Del mismo modo y como dices se acostumbran a que papá y mamá nos lo den todo y de mayores tenemos que conseguirlo como sea, todo vale. Los valores que se les debe inculcar a los niños/as dejan de inculcarse porque prima el satisfacer sus necesidades tanto materiales como “espirituales”. Los niños con esta actitud sobreprotectora, que no es con mala intención por parte de los padres, quede claro, perciben que todo está permitido, todo si llegan a los extremos, entienden que todo vale. Por su parte los padres, no pueden comprender que “ con lo bien que han criado a su niño/a que no le ha faltado ni gloria, hagan lo que están haciendo o sean como son”. No les entra en su cabeza que ellos han sido, en muchos casos el motor y causante de lo que sus hijos son y buscan culpables fuera de casa.
ResponderEliminar