Sobre "crisis" y recortes... deseo y satisfacción.


"Corazón a la deriva", en la playa de Algarrobo Costa. Copyright de Germán.

Hace poco leyendo un libro de un psicoanalista, Carlos Domínguez Morano, me encontré con un texto que me hizo pensar sobre el ritmo de vida que llevamos.
Ahora hablamos mucho de crisis, de carencia, “de lo mal que está la cosa”; analizamos, vemos los mercados, sube el paro, “recortes” por un lado, “recortes” por otro lado. Pero, no nos miramos a nosotros mismos. Como dijo, el Papa hace tres años, «Las causas de la crisis actual, no es solo financiera o monetaria, hay que buscarla también en la moral». Hemos llevado un ritmo de vida poco normal, nos hemos hipotecados más de lo que podíamos. Hemos querido tener más de lo que alcanzaba nuestra economía. Hemos consumido más recursos de los que hay.
En este país del “bienestar”, nos han metido en la cabeza que “estar bien” es sinónimo de “tener bien”; creemos que seremos más felices mientras más tengamos. Hemos querido rellenar nuestras insatisfacciones con cosas materiales, que al final nos dejaba otra vez vacíos. Queremos “tener” y, cuando lo tenemos; necesitamos “tener” otra vez.
Y ahora, pongo el texto en cuestión, que me hizo pensar:
«Toda satisfacción abre inexorablemente a una nueva satisfacción. No hay objeto para extinguir el deseo más profundo del ser humano. El objeto del deseo no hará nunca acto de presencia en nuestras vidas porque, en su aspiración última, el deseo remite a la reconstrucción de un paraíso. El deseo se muestra como la ligazón a un pasado que ningún presente acertará nunca a deshacer. La carencia se inscribe en el corazón mismo de nuestros deseos, ese hueco y esa falta que nada ni nadie puede llenar. El deseo se muestra de esta manera como hijo de la angustia y como padre de la ilusión. Por ello es importante, en un proyecto educativo, la educación a la tolerancia de las frustraciones en la vida.» (Carlos Domínguez, “Los registros del deseo. Del afecto, el amor y otras pasiones.”).
No hay nada material que sacie nuestra sed de felicidad. Sólo el amor podrá saciar nuestra sed de felicidad. La vida de las personas se juega dentro de ellas, no fuera, no en las cosas. Dentro de nosotros está nuestra felicidad. Es el amor el que nos da la vida y el ser. Somos en la medida en la que amamos. “Amo, luego existo”, decía el título de un libro de filosofía que también me ha ayudado mucho a reflexionar en mi vida.
¿Por qué nos empeñamos en tener más, en lugar de ser más, de amar más? ¿Por qué hemos transformado el amor en posesión? Y cuando no tenemos, nos frustramos, creemos que “somos menos que otros”.  ¿Es verdad que “tanto tienes, tanto vales”?
Hemos construidos un mundo con unos valores equivocados, las consecuencias, una de ellas, es esta crisis que estamos viviendo; otra es el índice de suicidio que ha crecido y sigue creciendo en nuestros “países de bienestar”, no en África, o Asia, sino en Europa, en los países desarrollados; España va a la cabeza en el consumo de cocaína; la edad del consumo de droga ha bajado a los 12-13 años… ¿Cómo estamos educando a nuestros niños o jóvenes? ¿Qué valores estamos transmitiéndoles?
«No hay objeto para extinguir el deseo más profundo del ser humano.» Nos decía Carlos Domínguez en su libro. No hay objeto material que nos haga feliz –añadiría yo-. Sólo un amor infinito podrá apagar la sed de infinito del ser humano. Un amor que se configura en la historia del ser humano, una historia que nace en las entrañas de Dios. “Estamos hecho para Dios, y nuestro corazón no descansará hasta que no estemos en Dios” –decía San Agustín-.

Comentarios

  1. Muy interesante la reflexion German. Estoy de acuerdo con todo lo escrito. Besos.

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    1. Gracias "Canío", Un abrazo muy grande.

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    2. Me ha encantado la reflexión. Habrá que echar un "ratillazo" para ella, porque es bastante interesante y con un ratillo no basta. Bastante buena.

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    3. Me ha encantado la reflexión. Dedicaré un "ratillazo" a ella, porque con una simple lectura no le he sacado todo lo que tiene. Muy buena. Inma Vázquez

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    4. Muy buena reflexión. Hemos querido llenar nuestras vidas vacías de cosas materiales, sin pensar que lo material siempre pide más y olvidando que nuestra vida la tenemos que llenar de algo más importante: EL AMOR.

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